With or without a wall, there is a Mexican import that is here to stay: the holiday of Cinco de Mayo.
Although south of the border this day is mostly celebrated only in the city of Puebla, Cinco de Mayo could be a great opportunity to celebrate Mexican culture and history in the U.S.
Commemorating the day when a small Mexican army defeated the French in the Battle of Puebla and briefly contained their invasion, Cinco de Mayo could honor the culture and history of a region that has been subject to foreign domination since my fellow countrymen “discovered” it about 500 years ago.
However, in many ways, the holiday has just become an excuse for weekday drink specials, full of ethnically insensitive advertising and void of any actual cultural value – a spicier, though more distasteful and more humiliating, version of S. Patrick’s Day.
While there is nothing wrong with celebrating diversity over food and drinks (it is often encouraged, actually), we should also respect and cherish that same culture.
We also shouldn’t forget that, while we enjoy margaritas and mostly sad versions of Mexican food, there is a group of immigrants and citizens with Mexican roots that is being unjustly blamed for economic and social problems.
Let’s use this day to remember that Mexico and the U.S. are not only neighbors – they are also roommates in the same continent.
La misma columna, en español:
Haya o no haya un muro, México ya ha importado algo que quedará para siempre: la fiesta del cinco de mayo.
Aunque al sur de la frontera este día sólo tiene una gran importancia en la ciudad de Puebla, el cinco de mayo es una oportunidad para celebrar la cultura y la historia mexicana en los Estados Unidos.
Conmemorar el día en el que un pequeño ejército mexicano derrotó al Imperio francés y contuvo su invasión (aunque sólo brevemente), podría homenajear el patrimonio de una región que poderes extranjeros han intentado dominar desde que mis compatriotas la “descubrieran” hace unos 500 años.
Sin embargo, en muchas situaciones, la fiesta se ha convertido en una excusa para ofrecer descuentos en los bares, llena de publicidad denigrante y vacía de ningún contenido cultural – una versión más picante, aunque también más humillante y desagradable, del día de San Patricio.
No hay ningún problema en celebrar tradición y cultura con comida y bebida (a veces es casi obligatorio), pero mientras lo hacemos debemos recordar y respetar esa misma cultura.
Tampoco nos podemos olvidar de que mientras bebemos margaritas y disfrutamos de tristes versiones de comida mexicana, hay un gran grupo de inmigrantes y ciudadanos con raíces Mexicanas que están siendo injustamente culpados por problemas económicos y sociales.
Utilicemos este día para recordar que México y los Estados Unidos no son sólo vecinos: son compañeros de habitación en un mismo continente.
Francisco Hernandez is an international studies major from Valencia, Spain.